martes, 4 de octubre de 2011

Verano

Hoy era el día, el día que volvería a verla, se aproximaba el momento, minuto a minuto, hora a hora inexorable con pie firme avanzaba hacia lo inevitable, lo que tanto había soñado y deseado. Abrazarla, sentirla entre sus brazos.

Estaba nervioso, inquieto, tenia la mirada perdida ante la imagen distorsionada que aquel viejo espejo devolvía de si mismo, un el veinte años mas joven, lleno de vida, de ilusión, de esperanzas, de inquietudes, sediento de retos por llegar, deseoso de afrontarlos, un loco sin temor, invencible ante molinos de viento como tal cual Don Quijote.

Un hormigueo rondaba su estomago como el quinceañero que aguarda el primer beso.... volvió en si, pero la imagen reflejada no había cambiado, aun continuaba... aun observaba a un tipo lleno de vida, de ilusión, de esperanzas, de inquietudes, sediento de retos por llegar, deseoso de afrontarlos, un loco sin temor, invencible ante molinos de viento como tal cual Don Quijote....

Y es que ella, su locura, su frágil y delicada divinidad lo hacia sentirse así... sentía que el verano lleno de vida prendía su corazón, como una noche de verano...
Todo respira, vive, fluye:
la luz en su temblor,
el ojo en el espacio,
el corazón en su latido,
la noche en su infinito.
Un nacimiento oscuro, sin orillas,
nace en la noche de verano,
en tu pupila nace todo el cielo.
El reloj continuaba su lento caminar, el momento se aproximaba, volvería a verla, a ella a su locura a su frágil y delicada divinidad, al fin podría abrazarla tenerla entre sus brazos...
El verano al fin llego a su vida desterrando al frió invierno que durante largo tiempo invadió su corazón, no dejaría que volviera , no lo permitiría, se sentía invencible ante molinos de viento como tal cual Don Quijote...el verano había llegado y estaba dispuesto a vivir el infinito de sus noches..
Pulsas, palpas el cuerpo de la noche,
verano que te bañas en los ríos,
soplo en el que se ahogan las estrellas,
aliento de una boca,
de unos labios de tierra.
Tierra de labios, boca
donde un infierno agónico jadea,
labios en donde el cielo llueve
y el agua canta y nacen paraísos.
Se incendia el árbol de la noche
y sus astillas son estrellas,
son pupilas, son pájaros.
Fluyen ríos sonámbulos.
Lenguas de sal incandescente
contra una playa oscura.
Todo respira, vive, fluye:
la luz en su temblor,
el ojo en el espacio,
el corazón en su latido,
la noche en su infinito.
( Noche de Verano, Octavio Paz )

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