viernes, 17 de febrero de 2012

Deudas


La madrugada volvió a sorprenderle, ni tan siquiera se percato de ello hasta que el reloj interno de su organismo le aviso que necesitaba nuevamente un café. Se levanto de su nuevo sillón ergonómico en el cual había pasado la noche delante del ordenador intentando una vez mas, escribir aunque fuese unas tristes lineas, no conseguía recordar la de noches y días que llevaba en blanco, días de infructuoso y defraudante trabajo, se maldijo a si mismo por atravesar aquel periodo de nula inspiración. No era la primera vez que pasaba por aquel trance de bloqueo mental, el cual sabia no era exactamente correcto sabia perfectamente lo que le ocurría, nada de lo que escribía era a su criterio, lo suficientemente bueno para ella.

Ella... ella...., se decía sin descanso en su mente , acudiendo a el los momentos compartidos, días llenos de dicha, mientras esperaba que el café subiese.

Le debía tanto, tenia tanto que agradecerle que no sabia por donde empezar, y es que gracias a ella y por ella por fin consiguió salir de aquellas tierras de tinieblas en las cuales había permanecido tanto tiempo.

Fue como un rayo de luz que ilumino el camino a seguir, un haz de calor que calentó su frió caminar.

Sabia que le debía tanto que en mil años no podría saldar su deuda....

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