lunes, 26 de marzo de 2012

Arroyo


A duras penas conseguía que la cabeza saliese a flote, el arroyo no era profundo, pero sus fuerzas escaseaban , llevaba mucho tiempo luchando contra la corriente y esta comenzaba a ganar la batalla y el a perderla.
Su vida pasaba ante el a modo de flash back, haciéndole recordar que la había  malgastado y desaprovechado en las pocas oportunidades que esta le ofreció.
Volvió  en si y despejo esas ideas de su cabeza, no eran buenos recuerdos, pero ahora debía de rechazar ese tipo de  pensamientos y centrarse en lo que verdaderamente importaba.
 El motivo y la causa de por que estaba allí, decidió luchar costara lo que costara y no desaprovechar esta nueva oportunidad que Dios o el destino le brindo , importándole un carajo quien de los dos tercio por el.
No era hombre de fe, nunca lo fue y se dijo que ya era tarde para empezar a creer o redimirse ante divinidad alguna de sus pecados que no eran pocos.
Y el destino , aquel viejo compañero de camino, no era de fiar, bien lo sabia el y las heridas sin cicatrizar que mostraba su condenada alma. Era mediodía y llegaba tarde, una vez mas se había dejado embaucar por recuerdos y vivencias del ayer, perdiendo la noción del tiempo.
 
El sol alcanzaba su cenit y la temperatura era agradable dando lugar a que calles y plazas  fuesen invadidas por gentes ávidas de disfrutar del buen día.
Vestía de un modo informal pero no por ello disminuía por un ápice su atractivo. El cabello color ébano caía sobre sus hombros descubiertos en una hermosa melena que el viento  y su caminar movían de forma grácil haciéndola parecer aun mas hermosa si cabía.
El vestido de tirantes y de bonito estampado era acorde a la época estival, la hacia diez años mas joven de la edad que aparentaba y esta a su vez mas joven que su verdadera edad, haciéndole objeto de envidias y cuchicheos de sus congéneres femeninos.

Llego a la cita diez minutos antes de la hora acordada se sentó en la terraza del restaurante donde había quedado con su cita, disponiéndose a tomar un vermut haciendo mas amena la espera.

Veinte minutos y dos vermut después comenzaba a impacientarse, cuando el hizo su aparición calle mas abajo con pasos y movimientos acelerados. Allí estaba ella, acertó a ver cuando detuvo sus pasos girando y alzando la vista tratando de localizarla,
imponente,  preciosa y hermosa como siempre.
Al verla una vez mas su estomago se vio invadido de nervios y cierta ansiedad como le ocurría cada vez que estaba con ella.
Emergió del agua desesperadamente dando manotazos y abriendo su boca en busca de aire que le permitiese seguir vivo, cuando de pronto noto una mano  asiéndolo, acompañado de una dulce y tranquilizadora voz diciéndole que nada debía temer que a partir de ahora ella siempre estaría allí.

Fue como el salvavidas encontrando al naufrago y el lo agarro y abrazo con todas sus fuerzas no dejándolo escapar.

Seis meses habían pasado desde aquel día que fue rescatado del arroyo dando lugar a unas nuevas ganas de vivir, costara lo que costara y es que ella hacia que la vida mereciese la pena y estaba dispuesto a dar su vida y hasta la ultima gota de sangre que corría por sus venas por vivir toda una vida junto a ella, la mujer que le había vuelto la vida y a la que amaba con autentica pasión y devoción.
Estaba vez Dios, el destino o el mismísimo diablo le ofrecía una eternidad junto a ella...

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