Promesas

Cada vez que pensaba en ella una especie de calor
le reconfortaba de tal modo que el corazón se le despejaba de toda pena y tristeza haciéndole sentir dichoso y feliz
dotándolo de esperanza e ilusión para afrontar el día a día, dibujando una sonrisa en los labios.

Consciente de ello se hizo la promesa inquebrantable de que su única función y misión durante el resto de sus días seria la de tratar de hacerla feliz, hacerla sentir la única estrella del universo, su universo, la única flor del jardín. Se prometió no defraudarla, su hombro siempre estaría ahí como rincón donde reconfortarse y hallar la paz deseada, donde siempre estaría para escucharla, entenderla y apoyarla, donde brazos fuertes y fornidos se mostrasen sensibles y prestos para acogerla entre ellos en un abrazo sin fin, labios endeudados de besos que la hiciesen sentirse amada por el resto de sus días donde uno mas uno no suman dos, una mas uno suman uno… suman un Nosotros.
Y ese día, esa mañana empezó una nueva vida con único propósito…amarla