A duras penas conseguía que la cabeza saliese a flote, el arroyo no era
profundo, pero sus fuerzas escaseaban , llevaba mucho tiempo luchando contra la
corriente y esta comenzaba a ganar la batalla y el a perderla.
Su vida pasaba ante el a modo de flash back, haciéndole recordar que la
había malgastado y desaprovechado en las
pocas oportunidades que esta le ofreció.
Volvió en si y despejo esas ideas de
su cabeza, no eran buenos recuerdos, pero ahora debía de rechazar ese tipo
de pensamientos y centrarse en lo que
verdaderamente importaba.
El motivo y la causa de por que
estaba allí, decidió luchar costara lo que costara y no desaprovechar esta
nueva oportunidad que Dios o el destino le brindo , importándole un carajo
quien de los dos tercio por el.
No era hombre de fe, nunca lo fue y se dijo que ya era tarde para empezar a
creer o redimirse ante divinidad alguna de sus pecados que no eran pocos.
Y el destino , aquel viejo compañero de camino, no era de fiar, bien lo
sabia el y las heridas sin cicatrizar que mostraba su condenada alma. Era
mediodía y llegaba tarde, una vez mas se había dejado embaucar por recuerdos y
vivencias del ayer, perdiendo la noción del tiempo.
El sol alcanzaba su cenit y la temperatura era agradable
dando lugar a que calles y plazas fuesen
invadidas
por gentes ávidas de disfrutar del buen día.
Vestía de un modo informal pero no por ello disminuía por un ápice su
atractivo. El cabello color ébano caía sobre sus hombros descubiertos en una
hermosa melena que el viento y su
caminar movían de forma grácil haciéndola parecer aun mas hermosa si cabía.
El vestido de tirantes y de bonito estampado era acorde a la época estival, la
hacia diez años mas joven de la edad que aparentaba y esta a su vez mas joven
que su verdadera edad, haciéndole objeto de envidias y cuchicheos de sus
congéneres femeninos.
Llego a la cita diez minutos antes de la hora acordada
se sentó en la terraza del restaurante donde había quedado con su cita,
disponiéndose a tomar un vermut haciendo mas amena la espera.
Veinte minutos y dos vermut después comenzaba a impacientarse, cuando el hizo
su aparición calle mas abajo con pasos y movimientos acelerados.
Allí estaba ella, acertó a ver cuando detuvo sus pasos girando y alzando la
vista tratando de localizarla, imponente, preciosa y hermosa como siempre.
Al verla una vez mas su estomago se vio invadido de nervios y cierta ansiedad
como le ocurría cada vez que estaba con ella.
Emergió del agua desesperadamente dando manotazos y abriendo su boca en
busca de aire que le permitiese seguir vivo, cuando de pronto noto una mano asiéndolo, acompañado de una
dulce y tranquilizadora voz diciéndole que nada debía temer que a partir de
ahora ella siempre estaría allí.
Fue como el salvavidas encontrando al naufrago y el lo agarro y abrazo con
todas sus fuerzas no dejándolo escapar.
Seis meses habían pasado desde aquel día que fue rescatado del arroyo dando
lugar a unas nuevas ganas de vivir, costara lo que costara y es que ella hacia
que la vida mereciese la pena y estaba dispuesto a dar su vida y hasta la
ultima gota de sangre que corría por sus venas por vivir toda una vida junto a
ella, la mujer que le había vuelto la vida y a la que amaba con autentica
pasión y devoción.
Estaba vez Dios, el destino o el mismísimo diablo le ofrecía una eternidad junto
a ella...